sábado, 2 de junio de 2012

El calabacín inesperado



- ¡¡Calabacín es a calabazas... como... Pepín es a bocazas!! Porque sí, porque eres un bocazas Pepín, mira que te he dicho que te estuvieras callado, y tú nada... dale que te pego... hasta que la Yoli se ha mosqueado, se ha enfadado y se ha ido. Y ahora como quedo yo ¡eh! ¡como quedo yo! Como la tonta del barrio... como siempre.
- ¡Pero Chichi! ¿Qué mosca te ha picado esta tarde! ¡Estás mas loca que de costumbre! ¿Y qué gilipollez es esa de los calabacines y las calabazas? ¡Me tienes hasta los huevos con tus calabacines! 
- ¡Bocazas Pepín, bocazas. Me has dejado en ridículo... tanto tirarle los tejos a la Yoli... a la Yoli y a todas las que se ponen por delante, porque el otro día a la Vanesa también ¡eh! Y al final todas creen que no valgo un pimiento, y que te has cansado de mí. ¡Y no me llames Chichi! ¡Me llamo Concha, Conchín, Conchita, Concepción, Conchi... pero Chichi no! ¿Vale? 
- Mira, yo me abro... que estoy hasta los estos de oirte. Ya nos veremos...
 
La verdad es que Pepín tenía razón en lo de que estaba más loca que de costumbre. Todo empezó el día en que al entrar en casa me encontré en el aparador de Ikea del recibidor, una bolsa de plástico con un calabacín bien hermoso dentro. También había un papelillo con lo que yo pensé que eran unas instrucciones... o un jeroglífico... porque no entendí nada. Decía algo de unas llaves, de una fábrica, de no se que de cultura... habían también unas flechas dibujadas... pero nada entendible. En casa nadie sabía nada , ni mi madre, ni la abuela, ni mucho menos los flipaos de mis hermanos... que siempre parecía que vivían en otro mundo... como más virtual, más maquero, más twitero y feisbukero... en fin... en otro mundo. Al final decidí que el calabacín era para mí. Me lo comí todo a lo largo de varios días... en tortilla, a la plancha, al horno relleno de carne y cubierto de bechamel... Me estuvo buenísimo, y como no hago régimen porque yo soy de las que piensa que las mujeres hemos de tener curvas y chicha... pues eso.
El caso es que, a los pocos días de finiquitado el calabacín... me dio por hacer juegos de palabras en forma de regla de tres, siempre utilizando la palabra calabacín en uno de sus términos: calabacín es a peladilla... como... Marujín es a güarrilla, berenjenas es a calabacines... como... medias es a calcetines, y otras perlas por el estilo. En principio pensé que la anomalía se debía al mix de estudios que tengo en el coco. En el insti del barrio estudié la modalidad de letras, pero en tercero me lo dejé y me pasé a FP de informática que tampoco conseguí acabar... en resumen... una empanada de datos y conocimientos que me hacen ser aprendiza de todo y maestra de nada.
Pero lo de los calabacines me tenía preocupada. Después de la discusión con Pepín me dediqué a leer por internet todo lo que encontré referente a calabacines... aunque lo único que había eran recetas, cultivos, comercialización y algunos chistes machistas y de mal gusto. Entonces busqué páginas de autoayuda, consejos para olvidarse de las manías, para dejar partir del inconsciente aquello que nos hace daño... La conclusión que saqué fue la de dejar de comer calabacines y de utilizar las palabras calabacín y sus derivados en mi jerga habitual.

Hace una semana que Pepín y yo no hemos salido, pero anoche me llamó y hemos quedado para ir a la disco. Le he dicho por teléfono que no voy a consentir que me hable mal, ni que me llame Chichi ni que intente ligar con otras delante de mí... ya veremos... como no cumpla me lo dejo, que ya estoy hasta el moño de él, y nunca me va a faltar un tío al que se le caiga la baba por mis huesos y por mi labia. Pero lo primero es hacerse respetar.

A la hora y media de estar en la disco dale que te pego... y cuando Pepín ya llevaba entre pecho y espalda tres cubatas de ron bien cargados... apareció la Remi con su tío... uno un poco mustio y apocado. Pepín que estaba crecido empezó a echarle los tejos a la Remi descaradamente... así que me puse de píe delante de él y le dije:

- ¡Bombín es a barullo... como... Pepín es a capullo! 
- ¿Que dices tía... todavía estas con esa mierda? 
- ¡Estación es a mona… como... Pepón es a mala persona! 
- ¿Sabes que te digo CHICHI? ¡¡Que me piro y que te dejo y que no me volverás a ver más!! 
- ¡Ah si! Pues... ¡Garrote es a cebollas... como Pepote es a jilipollas! Y además... ¡¡¡Calabacín es a calabazones... como … cojín es a X... y me importan tres X que te pires, que me dejes y que no te volveré a ver más!!!

Desde entonces soy más feliz, hay tres tíos que me hacen ojitos... Me como todos los calabacines que me apetecen y sigo diciendo todas las chorradas que me pasan por el coco... El problema era Pepín que no estaba a mi altura... y no los calabacines que están bien buenos.

Calabacines es a rotonda... como... bailarines es a sabihonda.
Cerveza es a frescor... como... jardín es a flor.
Trompeta es a calabacín... como... raqueta es a violín.

Y así hasta el infinitum...


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