jueves, 3 de junio de 2010

Intercambio epistolar electrónico V

A Elvirín con la ayuda de su hija Nati se le había quitado el miedo a utilizar el ordenador de la biblioteca del Ateneo donde trabajaba. Todavía no utilizaba el programa que estaba instalado para el control de los ejemplares y los socios, pero ya lo gastaba para navegar por internet y sobre todo, sobre todo para controlar los emails que podía recibir. Consideraba que al igual que el correo tradicional, éste también era privado y no quería que hubiera nadie presente.
Aquel viernes había llegado al trabajo con la corazonada de que iba a recibir la contestación de yenkas. Efectivamente así fue, cuando volvió del paréntesis cafetero de media mañana arrancó el Windows Mail y enseguida sintió como llegaba el email que estaba esperando, sus premoniciones pocas veces fallaban. Leyó:
«Querida Elvirín:
Soy Sebastián, alias Sebas, alias Yenkas. Antes de nada quiero pedirte disculpas a ti y a tu hija Natividad por el atrevimiento de enviaros un correo inesperado. Como has tenido la amabilidad de contestarme he creído que ya me habrás perdonado la temeridad. Sobretodo estoy avergonzado por el contenido del fichero que te mandé, por favor no lo tengas en cuenta, no sé que habrás pensado de mí.
En realidad me ha pasado como a ti, he tenido un ataque de nostalgia de aquella época de nuestra juventud... será que nos hacemos mayores. Sólo quiero que respondas a este correo si te viene bien... prometo no ser pesado.

En cuanto a lo que me preguntas sobre Franco Battiato te contesto que sí: esos vicios de juventud no se borran nunca y me han marcado como friki para siempre.
Bueno, lo dejo ya, ¡ah! no le hagas caso a la letra de la canción que te envío, la he elegido porque me parece que es una de las que posee mas 'sonido Beatle'.

Espero tu respuesta. Saluda a tu hija de mi parte y pídele que me disculpe.
2 besos.
Yenkas»



Pulsó el play del fichero adjunto que había recibido y a los pocos segundos empezó a reproducirse el Love me do de los Beatles a todo volumen, no se esperaba aquello, los pocos socios que estaban ojeando algún libro por entre los pasillos de la biblioteca se volvieron hacia su mesa, ella había soltado el ratón y estaba manoteando sobre el teclado tratando de hacer algo pero no sabía bien que, por fin cuando ya había terminado el solo de armónica se le ocurrió pulsar el interruptor del ordenador para apagarlo. Se le pasó un poco el sofoco. Los socios, que tenían pretensiones de «gentleman inglés» no le dieron mayor importancia.

Cuando volvió al trabajo por la tarde encendió de nuevo el ordenador que había permanecido apagado desde el incidente. Se asustó mucho mientras por la pantalla desfilaban muy rápidamente unos números muy grandes y un mensaje que decía algo sobre verificando ficheros. Al final el ordenador se quedó tranquilo y ella también. Parecía que todo estaba en su sitio.

Al salir a la calle después de su jornada laboral se compró dos pares de sandalias de verano, regresó a casa y al poco le comentó a Nati:
-Hija ¿cómo puedo hacer para que no se oiga una música en el ordenador?
-¿Cómo mamá? a ver explicame lo que te ha pasado.
Elvirín le contó todo a su hija que se rió un buen rato, ésta la tranquilizó en cuanto al funcionamiento del ordenador de su trabajo y le enseño como podía controlar el volumen del sonido.
Elvirín volvió a preguntarle -Oye ¿qué quiere decir friki?
-Quiere decir rarito como dices tú o fanático, como sólo lees en tu trabajo, no se que clase de lectura te gusta, pero pienso que debes leer cosas muy clásicas. ¿Has leído la trilogía de Millennium?
-No hija, mis gustos van por otro sitio.
-Pues esos libros te pondrían mas al día de lo que estás y como debe de estar tu amiguete yenkas.
-Nati, no te burles de tu madre...
-También puedes utilizar Google para buscar cualquier cosa como te he enseñado.
-Tienes razón... no me acordaba.

Aquella noche Elvirín se fue a la cama pensando en todas las cosas que le habían pasado y en la respuesta para yenkas aunque todavía no había podido ver el fichero que le había mandado... bueno tenía todo el fin de semana por delante... lo que mas le preocupaba era como se las compondría para ver el fichero del correo sin que se enterara su hija.

Paseos con perro V

Fardachos

Durante el paseo de está mañana Corso se ha parado a oler algo oculto en la hierba con actitud de recelo, al llegar el paseante se ha dado cuenta de que se trataba del cuerpo inerte de una serpiente, también habían manchas de sangre. No es la primera vez que descubren algo así, al salir del letargo invernal se ven algunas desplazarse por entre las cañas buscando huevos y a pesar de su rapidez no pueden evitar ser aplastadas por algún tractor. El ejemplar tiene mas de un metro de longitud y un grosor en consonancia con esta longitud.
El paseante recuerda que ha leído no hace mucho un artículo que denunciaba la repercusión del cambio climático sobre los reptiles: al elevarse la temperatura media de la tierra, estos animales de sangre fría tienen mas problemas para regular su calor corporal, necesitan pasar mas tiempo ocultos y en consecuencia dedican menos a procurarse alimento. Esto les augura una lenta extinción que como siempre se cebará sobre los mas débiles. Sobrevivirán los mas rápidos en adaptarse, según las implacables leyes de la evolución.
Al paseante le gustan los reptiles, los engloba con el mas poético nombre de fardachos, le gustan su silencio, su sigilo y la maldición que pesa sobre algunos de ellos. Sabe que últimamente la literatura, el turismo y sobretodo el cine les ha proporcionado cierto prestigio a la rama de los llamados dinosaurios. No obstante su subespecie preferida es la de los dragones, estos seres mitológicos a los que podemos disfrazar con cualquier anatomía y poderes.
Ya de vuelta a casa y por una especie de sincronismo universal observa mas lagartijas que nunca. Corso no consigue cazar ninguna.


Pecados capitales IV

LUJURIA

Loren hace varias semanas que no ha pasado por su puesto de trabajo, trabaja rodeado de mujeres, ocupa un pequeño despacho en la sede de presidencia: un edificio cercano al palacio presidencial. Comparte secretarias, secretarios, administrativos y administrativas con otras jefaturas intermedias. Como este año la consigna es que hay que ajustarse el cinturón más que el pasado... pues el aire acondicionado sólo refrigera a veintiún grados... en reciprocidad se les concede a los hombres el sincorbatismo y el sinchaquetismo y a las mujeres las blusas de tirantes. El conjunto de vestimentas hace que se cree una atmósfera de mayor confianza y poco a poco se pueden observar camisas floreadas en lo hombres y en las mujeres camisetas más ajustadas y faldas más cortas de lo habitual. Aunque Loren en la calle y en las cafeterías puede observar vestimentas y actitudes mucho más atrevidas en las chicas, es en el entorno de su lugar de trabajo donde le produce mayor efecto el destape: tiene mucho morbo ver los hombros, escotes y piernas de sus compañeras que durante el invierno han permanecido ocultos.
Entra en la sala de administrativos y se acerca a la mesa de Mari Puri, realmente ése no es su nombre pero todos la llaman así y a ella le gusta.
-Hola, ¿me puedes hacer una gráfica, que a mí se me da muy mal?
-Claro Loren para eso estamos- le contesta Mari Puri con una sonrisa.
-¿Cómo quieres que te mande los datos?
-Como quieras... Loren... en un fichero de texto o en una hoja de cálculo, ya sabes que soy muy eficiente...
Durante toda la conversación ha permanecido de pie y Mari Puri sentada, por lo que ha podido contemplar su generoso escote, y sus piernas hasta medio muslo, pero es al salir y girarse cuando se ha fijado en su nuca lo que le ha producido mayor morbo. Mari Puri tiene la piel muy blanca y el pelo castaño claro con algunas mechas naturales pelirrojas, le gusta peinarse como una niña con dos pequeñas trenzas, esto hace que en la nuca se le forme un pequeño rizo muy claro que es lo que le hace sentir a Loren un cosquilleo en la barriga.
Cerca del final de la jornada acude Mari Puri a su despacho, le entrega la gráfica, charla un poco con él y se dispone a salir, pero justo en el quicio de la puerta se para para hablar con una compañera que pasa por el pasillo, se demora diez minutos en esta postura: de espaldas a Loren ofreciéndole su nuca, el bamboleo de sus caderas y la esbeltez de sus largas piernas.

Sale a comer sin prisa a una cafetería de los alrededores y después vuelve a su despacho a ponerse al día con los informes, más tarde regresa a casa, se ducha con agua tibia (nunca ha creído en la eficacia de las duchas frías) se viste solamente con un liviano kimono atado con un cinturón, cena uno de sus combinados de legumbres preferido y como todas las noches desde hace varias semanas coge su guitarra y puntea una melodía que se le ha metido en la cabeza toda la tarde: el garrotín de La corte de Faraón cuya letra dice así: «...Cuando te miro el cogote/ y el nacimiento del pelo/ se me sube, se me sube, se me baja/ la sangre por todo e cuerpo...», se desabrocha el cinturón... el güisqui con hielo ya se lo tomará después...


miércoles, 2 de junio de 2010

Intercambio epistolar electrónico IV

Desde hacía más de un año Yenkas trabajaba casi todos los días en su tienda, las nuevas tecnologías se lo permitían, además le había tomado cierto miedo a conducir. Estaba en pleno proceso de cambio de su forma de trabajo, ahora producía más páginas web y menos programas de escritorio. Aunque sus clientes eran los mismos, las necesidades habían cambiado.
Tenía plena confianza en el encargado de su tienda y de la academia al que pagaba muy bien, y así se despreocupaba de esta parte del negocio. Prefería trabajar en la tienda antes que en su casa para no encontrarse tan sólo y poder separar la vida familiar de la laboral. Cómo su familia la constituían Trasto y Felipón: sus dos gatos, estaba claro que él era el macho dominante y hacía lo que quería, no tenía que dar explicaciones a nadie y podía ausentarse de su domicilio varios días seguidos si tenía esta necesidad.
Aquella mañana como todas nada más encender su ordenador le llegó el aviso de que tenia varios correos por leer, solía recibir del orden de cincuenta a setenta correos diarios, era componente de varios grupos: antiguos alumnos, técnicos de informática... aparte de los que se colaban sin su permiso: compras baratísimas, premios maravillosos, peticiones de los números de identificación de cuentas en bancos donde jamás había entrado, ofertas de alargamientos de pene y pastillas de cialis y viagra. Tenía mucha práctica en borrar los que no le interesaban y casi estuvo apunto de hacerlo con uno cuyo remitente era: elvirinquin54@hotmail.com, hacía varios días que lo esperaba aunque no tenía ninguna seguridad de que llegara, «...así que Elvirin me ha contestado...» pensó, y se lo tomó con calma, tenía miedo de lo que podía contener.
Una vez abierto y leído el correo se le cayó el alma a los pies, sus peores temores se habían cumplido, Elvirín le decía muy amablemente que no quería saber más de él.
Poco a poco fue cambiando el punto de vista: «...en realidad no está tan mal... cuando dice 'Aquella época en que nos conocimos fue maravillosa' ¿lo dice por la época o por mí? ...y cuando me pregunta... '¿todavía te gusta Franco Battiato?' ...está pidiéndome que le conteste, no se acuerda de mi nombre pero si de mis gustos...»
Pasó el resto del día impaciente, por la tarde salio de la tienda antes de lo habitual... tenía la intención de contestarle a Elvirín desde su casa... rodeado de sus gatos... aquello formaba parte de su vida familiar...



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