miércoles, 2 de junio de 2010

Intercambio epistolar electrónico IV

Desde hacía más de un año Yenkas trabajaba casi todos los días en su tienda, las nuevas tecnologías se lo permitían, además le había tomado cierto miedo a conducir. Estaba en pleno proceso de cambio de su forma de trabajo, ahora producía más páginas web y menos programas de escritorio. Aunque sus clientes eran los mismos, las necesidades habían cambiado.
Tenía plena confianza en el encargado de su tienda y de la academia al que pagaba muy bien, y así se despreocupaba de esta parte del negocio. Prefería trabajar en la tienda antes que en su casa para no encontrarse tan sólo y poder separar la vida familiar de la laboral. Cómo su familia la constituían Trasto y Felipón: sus dos gatos, estaba claro que él era el macho dominante y hacía lo que quería, no tenía que dar explicaciones a nadie y podía ausentarse de su domicilio varios días seguidos si tenía esta necesidad.
Aquella mañana como todas nada más encender su ordenador le llegó el aviso de que tenia varios correos por leer, solía recibir del orden de cincuenta a setenta correos diarios, era componente de varios grupos: antiguos alumnos, técnicos de informática... aparte de los que se colaban sin su permiso: compras baratísimas, premios maravillosos, peticiones de los números de identificación de cuentas en bancos donde jamás había entrado, ofertas de alargamientos de pene y pastillas de cialis y viagra. Tenía mucha práctica en borrar los que no le interesaban y casi estuvo apunto de hacerlo con uno cuyo remitente era: elvirinquin54@hotmail.com, hacía varios días que lo esperaba aunque no tenía ninguna seguridad de que llegara, «...así que Elvirin me ha contestado...» pensó, y se lo tomó con calma, tenía miedo de lo que podía contener.
Una vez abierto y leído el correo se le cayó el alma a los pies, sus peores temores se habían cumplido, Elvirín le decía muy amablemente que no quería saber más de él.
Poco a poco fue cambiando el punto de vista: «...en realidad no está tan mal... cuando dice 'Aquella época en que nos conocimos fue maravillosa' ¿lo dice por la época o por mí? ...y cuando me pregunta... '¿todavía te gusta Franco Battiato?' ...está pidiéndome que le conteste, no se acuerda de mi nombre pero si de mis gustos...»
Pasó el resto del día impaciente, por la tarde salio de la tienda antes de lo habitual... tenía la intención de contestarle a Elvirín desde su casa... rodeado de sus gatos... aquello formaba parte de su vida familiar...


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