jueves, 3 de junio de 2010

Paseos con perro V

Fardachos

Durante el paseo de está mañana Corso se ha parado a oler algo oculto en la hierba con actitud de recelo, al llegar el paseante se ha dado cuenta de que se trataba del cuerpo inerte de una serpiente, también habían manchas de sangre. No es la primera vez que descubren algo así, al salir del letargo invernal se ven algunas desplazarse por entre las cañas buscando huevos y a pesar de su rapidez no pueden evitar ser aplastadas por algún tractor. El ejemplar tiene mas de un metro de longitud y un grosor en consonancia con esta longitud.
El paseante recuerda que ha leído no hace mucho un artículo que denunciaba la repercusión del cambio climático sobre los reptiles: al elevarse la temperatura media de la tierra, estos animales de sangre fría tienen mas problemas para regular su calor corporal, necesitan pasar mas tiempo ocultos y en consecuencia dedican menos a procurarse alimento. Esto les augura una lenta extinción que como siempre se cebará sobre los mas débiles. Sobrevivirán los mas rápidos en adaptarse, según las implacables leyes de la evolución.
Al paseante le gustan los reptiles, los engloba con el mas poético nombre de fardachos, le gustan su silencio, su sigilo y la maldición que pesa sobre algunos de ellos. Sabe que últimamente la literatura, el turismo y sobretodo el cine les ha proporcionado cierto prestigio a la rama de los llamados dinosaurios. No obstante su subespecie preferida es la de los dragones, estos seres mitológicos a los que podemos disfrazar con cualquier anatomía y poderes.
Ya de vuelta a casa y por una especie de sincronismo universal observa mas lagartijas que nunca. Corso no consigue cazar ninguna.


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