lunes, 20 de diciembre de 2010

Crónicas desde la eternidad II


The sun is shining, the grass is green
The orange and palm trees sway
There's never been such a day in Beverly Hills, L.A.
But it's December the twenty-fourth
And I am longing to be up north

I'm dreaming of a white Christmas

Un cuento cuántico de Navidad

Desde mi privilegiada atalaya de consciencia entre reencarnaciones os quiero contar unos hechos que pusieron los cimientos de una nueva era de bienestar planetario.

En aquellos lejanos tiempos de 2033 se cumplían dos décadas y media de una profunda crisis. Las finanzas iban cada vez peor. Los gobiernos de los países más poderosos duraban muy poco ante su impotencia para encontrar soluciones. La desconfianza y avaricia de los mercados estaban acabando con la esperanza de poder remontar la crisis. Parecía que vivíamos en el reino de Mordor, por todos lados se percibía una gran perturbación en La Fuerza. Nos estábamos deslizando claramente hacia el lado oscuro (valga la paradoja). A los conocidos grafittis de «Gandalf sálvanos» que habían aparecido en la anterior crisis, se le añadieron los de «Dumbledore ayúdanos», «Yoda no nos abandones» y algunos otros.

Yeferson Menteforte alias Yefer, alias Bilgueits era un ecuatoriano que a sus veintipocos años y después de terminar sus estudios de Ingeniería en Ciencias Computacionales Especialización Sistemas de Información en la Escuela Superior Politécnica del Litoral con sede en Guayaquil, emprendió un largo peregrinaje para encontrar un puesto de trabajo digno y acorde con sus estudios. Acabó integrado en una C.B. que se dedicaba al mantenimiento de inmuebles (chapuzas a domicilio) en Albacete, compuesta además de él, por: el rumano Maurius Pladuru alias Pladur, el murciano José Francisco Velázquez (pintor) alias Paco y los hermanos ucranianos Alexander Bondarenko alias Xaxa y María Bondarenko alias Yedai que se ocupaba de la vertiente comercial y administrativa del negocio.
Yefer al acabar la jornada, en el minúsculo piso donde vivía de alquiler, se pasaba varias horas con su portátil poniéndose al día de las últimas novedades en Informática, a la vez que frecuentaba todo tipo de redes sociales que bullían en la galaxia de Internet.
Un mal día en el que Yefer estaba trabajando junto a Pladur enyesando el techo de un adosado, y debido a la mala planificación de los Riesgos Laborales, sufrió una desafortunada caída que le provocó un traumatismo craneal que derivó en un estado de coma en pocas horas una vez ingresado en el Hospital Universitario Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. María se pasaba todo su tiempo libre y todas las noches junto a su cama.
A María que había cursado estudios de Física en su Odesa natal le habían puesto el apodo de Yedai por su afición a la Mecánica Cuántica y al estudio de los fenómenos llamados noéticos que predican el poder de la mente sobre la materia. En el hospital, junto a la cama de Yefer leía en voz alta libros y artículos relacionados con esta nueva ciencia al mismo tiempo que trataba de influir en la sanación de su amigo y compañero aplicando todos sus conocimientos y habilidades.
Yefer, al cabo de nueve meses de permanencia en la clínica, una tarde de Junio se despertó, dijo que tenía mucha hambre y que por favor le trajeran un «ceviche de chocho ambateño» (plato típico de la sierra ecuatoriana). A los pocos días y después de exhaustivos controles clínicos los médicos tuvieron que darle el alta hospitalaria recomendándole que hiciera reposo en su casa. No se explicaban su curación.
Ya en su domicilio, a Yefer le sucedió algo extrañísimo: empezaron a llegarle a su e-mail fotos en las cuales había participado de forma pasiva, fotos hechas por personas ajenas a él y, cuyas máquinas fotográficas enfocaban un grupo de personas o un monumento en el momento en que Yefer de forma anónima pasaba por allí. Generalmente su imagen se veía desenfocada, en muchas estaba andando, en otras de espaldas, en algunas sólo se le veían las piernas o medio cuerpo o una sola mano, pero en todas tenía la completa certeza de que era él. Las había de muy diversos lugares: Quito, Guayaquil, Acapulco, Seattle, Montevideo, San Francisco, Villarreal, Sevilla, Buenos Aires, Londres, Buñol y por supuesto Albacete. Lo más extraño de todo era que los correos le llegaban sin remitente y no tenía forma de contactar con quien los habían mandado, si es que los había mandado alguien. María pasaba por su casa todos los días para ver si necesitaba alguna cosa y, por fin intuyendo que ella sabría algo le preguntó directamente. María tuvo que confesarle que había sido un experimento suyo durante el periodo que estuvo en coma y le puso al día de todos sus conocimientos.
De inmediato se interesó por todo lo que tenía relación con la Física Cuántica y las ciencias noéticas, le pidió a María la información básica y entre los dos y con la ayuda de su gran habilidad con Google se pusieron al día en todo lo referente a los Experimentos de la Intención. Averiguaron que se habían hecho muchos experimentos para intentar salir de la crisis pero les daba la impresión que se frustraban porque trataban de influir sobre algo muy complejo y, que además se desarrollaban de forma oculta, como con miedo. Un buen día, al despertarse, a Yefer le vinieron a la cabeza unas palabras que le había oído a Facundo Cabral durante un recital en Montevideo: «el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimentan a la vida». Eso era lo que le faltaba a los Intentos, ruido, publicidad, algo más concreto y sencillo, y que todo el mundo pudiera comprender y contemplar.
María y Yefer se pusieron a trabajar sin tregua para conseguir un objetivo: que nevara en Beberly Hills la próxima Nochebuena. Contactaron con todas las organizaciones noéticas, con científicos cuánticos y con el alcalde de Beberly Hills. No hubo ninguna aportación monetaria, sólo se necesitaba poner en marcha con un pequeño empujón la maquinaria de la publicidad. De eso se encargó el alcalde, involucrando a algunos de los artistas y estrellas de Holywood que allí vivian.

El experimento fue un éxito: el veinticuatro de diciembre de 2033 nevó en Berbely Hills a partir de las 10PM y durante dos horas y media. El evento fue televisado en directo a todo el planeta y repetido hasta la saciedad. Los testimonios de los meteorológos que se encargaron de medir el fenómeno no dejaron ningún resquicio al fraude. Inexplicablemente y contra todo pronóstico había nevado en Bervely Hills.
La repercusión fue enorme e inmediata, las organizaciones que se dedicaban a los Experimentos de la Intención se unieron con el propósito urgente de acabar con la crisis, empleando Intenciones mas concretas y sencillas. En pocas semanas lo consiguieron. La perturbación en La Fuerza desapareció.
Con el tiempo se creo un organismo internacional para la regulación de estos fenómenos. Sólo se permitían aquellas Intenciones que fueran globales y destinadas al mejoramiento del bienestar común y al mejor reparto de la riqueza. El organismo recibía todas las propuestas y las aprobaba o rechazaba. Una de las más originales fue promovida por varios grupos antimilitares y pacifistas, que proponían que los únicos militares que quedaran en el planeta fueran los controladores aéreos...

María y Yefer como era de esperar se unieron en cuerpo y espíritu... pero ya os lo contaré otro día que esto se ha hecho muy largo...

sábado, 18 de septiembre de 2010

Crónicas desde la eternidad I

La última botella

Escribo desde ese intervalo de tiempo que transcurre entre reencarnaciones y que a mí me gusta llamar eternidad. No voy a explicaros como desde este privilegiado estado de conciencia puedo manejar mi blog: sería excesivamente técnico, complicado y aburrido.

El caso que quiero contaros hoy comenzó en el año 3153 d.C. según el calendario Gregoriano: la viticultora y bodeguera Sofía Bonraim, que además era presidenta del consejo regulador de la denominación de origen Jumilla apartó varios hectolitros del producto de la vendimia de aquel año con el propósito de elaborar tres centenares de botellas para consumo propio, y para obsequiar a sus familiares y amigos. Utilizó una novedosa variante de la muy probada técnica conocida como transgénesis vírica. La ingeniosa variante consistía en cazar y aislar un virus informático al azar, ponerlo en cuarentena para verificar su grado de idoneidad, y por último transformarlo en virus biológico. A este último proceso se le llamaba «alentar» que no quería decir darle aliento, sino darle vida, o mejor expresado: alentarle vida. Una vez alentado, el virus biológico resultante servía de catalizador para fermentar y acompañar durante los años de crianza al mosto en sus barricas de arcilla soplada. Hacía mas de cinco siglos que se había determinado abolir la tala de árboles.
El término alentarle vida se había rescatado de las expresiones utilizadas por las antiguas religiones.

Las antiguas religiones capitaneadas por las llamadas religiones del libro celebraron un Concilio unificado en el año 2312 en Jerusalém, el cual con el tiempo se conoció como El Concilio del adiós a Dios. Certificaron su poca utilidad en el desarrollo y mantenimiento de una moral respetuosa con todos los seres vivos y con los minerales, para preservar la vida y la naturaleza y dotarla del mayor grado de bienestar posible. De hecho en aquellos tiempos tenían muy pocos feligreses y ninguna influencia en la política y en las costumbres de la sociedad.
El concilio marcó un punto de inflexión, y a partir de él las religiones derivaron en una serie de agrupaciones de apoyo moral para aquellos que lo necesitaran, sin iluminaciones ni intervenciones divinas, parecidas a las antiguas ONG del siglo XXI, con la salvedad de que no repartían ayudas materiales ya que éstas estaban suficientemente cubiertas en todo el mundo.

La elaboración del vino duró diez años, que para la época era muchísimo, ya que la tecnología de aceleración y retardo biológico podía controlar el ritmo de cualquier proceso natural.
El vino resultante se llamó Ada en honor a Ada Augusta Byron King, la primera persona que se dedicó a la programación de ordenadores. Al vino, con el tiempo, popularmente se le conoció como JumillAda.
Su consumo resultó según estaba previsto. Sofía Bonraim, familia y allegados mas próximos consumían entre todos tres botellas semanales.
La degustación de una botella se solía acompañar de una pequeña e íntima liturgia, ya que además del vino se consumía una ligera colación y una colección de las drogas legales o no que en cada temporada estaban de moda. Se celebraba la ceremonia alrededor de una mesa rodeada de sillones y sofás para el reposo posterior.
Al mismo tiempo, Sofía regalaba botellas a sus amigos con el ruego de que nunca las vendieran, sino que solamente se las bebieran o las volvieran a regalar, a los mas íntimos llegaba a decirles que si vendían las botellas el vino de éstas se agriaría.

Al cabo de diez años sólo quedaba una botella por consumir. Había caído en poder del especulador Emiliano Botines, que desafió directamente la norma y la ofreció en pública subasta al mejor pujador. Se vendió por la desorbitante cantidad de 2.000.000 de @U (la @U conocida como arroba universal era la moneda única).
A partir de ese momento la botella cambió de propietario y de preció hasta alcanzar la increíble cantidad de 21.000.000 @U en manos de Cleo Bonnanuit.
Cleo Bonnanuit era artista y productora de los llamados espectáculos amatorios, derivados de las antiguas óperas, los conciertos de rock y los strip-art.
En febrero de 3174 Cleo había seducido a los gemelos Tom y Sam Brother únicos hijos de Obama XIII y Jaqueline XXI actuales presidentes de los Estados Unidos Occidentales (EUO)

Políticamente el mundo estaba dividido en dos grupos: el Occidental formado por América, Europa Occidental, África y Oceanía con capital en las Islas Azores, y el Oriental con el resto de tierras y capital en Macao.
Estos dos grandes bloques nacieron en 2560, justo al cabo de 510 años después de la UU (Unificación Universal) para crear una bipolaridad política necesaria para estimular la competencia.
La Constitución del bloque Occidental disponía que la jefatura de su gobierno debería estar constituida por una pareja de ciudadanos de cualquier sexo legalmente constituida con uno o mas hijos a su cargo, naturales o asignados. La duración de su presidencia duraría como máximo once años. En el momento de la desaparición de uno de los cónyuges quedaba vacante la presidencia y se convocaban elecciones. A los copresidentes, durante su mandato no se les permitía divorciarse.
Era costumbre que la pareja presidencial gobernara con nombres elegidos por ellos para la ocasión como ocurría con los antiguos Papas de la iglesia católica.

El caso es, que los gemelos Brother y Cleo un amanecer de la primavera de 3174 en las dependencias privadas de la casa de la Moneda Alba-Rosada residencia de los presidentes de EUO, descorcharon la única botella de JumillAda que quedaba en la tierra. El vino estaba avinagrado, parecía que la maldición de Sofía Bonraim había funcionado. Tom y Sam que estaban mas fumados que Cleo y que no habían probado el vino en su vida, se la bebieron a morro de dos tragos. El efecto fue fulminante: murieron en diez minutos.
Lo que había ocurrido era, que hacía cinco años que a la casa de la Moneda Alba-Rosada se le había incorporado un antivirus de la firma Pandora que tenía catalogados todos los virus benignos fabricados, como el virus que Sofía Bonraim había utilizado para la fabricación de su vino era clandestino y no estaba catalogado, automáticamente el antivirus lo destruyó, esto produjo un envenenamiento del líquido que acabó con la vida de los vástagos de la pareja presidencial.
La Constitución no tenía previsto un caso parecido, por un lado decía que la pareja presidencial debía tener hijos, pero no decía nada en caso de su desaparición durante el mandato de sus padres.
Se resolvió de una forma pragmática. La pareja presidencial le había tomado cariño a Cleo y le pidieron que fuera su hija asignada ya que era huérfana. Ella aceptó.
A los tres años de terminado el periodo de once de su mandato, Jaqueline XXI se divorció de Obama XIII, el vínculo legal con Cleo Bonnanuit se rompió con la separación de los padres asignados. De inmediato Jaqueline XXI y Cleo Bonnanuit se casaron y tuvieron una hija bi-clónica a la que llamaron Juanita Lupe Jaqueline Bonnanuit.
Ocho años después se presentaron a las elecciones presidenciales y las ganaron. Cleo Bonnanuit adoptó para su presidencia el nombre de Zapaterita I.


En aquella lejana época junto a los espectáculos amatorios, triunfaban las proyecciones holográficas, la música recitativa improvisada, sobre todo por grupos pandilleros, los torneos de poesía surrealista y los certámenes de fabricación y degustación de helados.
Los grandes clásicos de la música de todos las épocas se seguían escuchando en todo el mundo... algunas veces incluso de forma clandestina.




El petróleo ya sólo lo utilizaban en forma de aroma sintético los grandes gurús de la llamada cocina natural. Su gran aportación a la gastronomía universal era el sgarrat de paella taronjera con socarrat de ninot... pero esto ya os lo contaré otro día...

lunes, 16 de agosto de 2010

Pecados capitales V

AVARICIA

La única manifestación en Loren de la avaricia, es la tacañería. Le molesta mucho el exceso de gasto en ciertos capítulos: ropa, ornamentación, complementos, coche, sin embargo en otros es capaz de derrochar: música, informática, tv, electrónica en general...
Quizá también se le pueda atribuir una cierta predisposición al síndrome de Diógenes, pero a esta manía no la cataloga como pecado sino todo lo contrario, como previsión ante tiempos de menor abundancia.
Sin embargo es muy consciente de que la avaricia es uno de los peores males de este mundo. Lo que la economía y la política capitalista llama libre mercado ha derivado en un acaparamiento de riqueza por parte de unos pocos listos, fuertes, capaces... en detrimento de unos muchos menos listos, más débiles y menos capaces. Uno de los inventos para llevar a cabo este acaparamiento de riquezas son los llamados paraísos fiscales. Lo de «paraísos» debe deberse a que necesitan disfrutar en esta vida de un paraíso ya que en la próxima están convencidos de que no obtendrán ese premio sea cual sea su credo.
Loren no alcanza a comprender como algunos políticos de primera o segunda fila sean de la ideología que sean han manipulado, defraudado y engañado para acaparar riquezas. Acaso un presidente de Diputación, un gobernador del banco de España, un director general de la Guardia Civil o un presidente de una autonomía ¿no tienen suficiente sueldo, prebendas y prestigio social como para no necesitar mas?
Esta noche en casa, en el telediario de la madrugada ha visto el botín hortera de un capo de la mafia narcotraficante, se parece al de otros acaparadores de ayuntamientos corruptos... se ha tomado dos güisquis con hielo y ha tocado la guitarra hasta hacerse daño... para olvidar la vergüenza ajena que ha pasado...



jueves, 3 de junio de 2010

Intercambio epistolar electrónico V

A Elvirín con la ayuda de su hija Nati se le había quitado el miedo a utilizar el ordenador de la biblioteca del Ateneo donde trabajaba. Todavía no utilizaba el programa que estaba instalado para el control de los ejemplares y los socios, pero ya lo gastaba para navegar por internet y sobre todo, sobre todo para controlar los emails que podía recibir. Consideraba que al igual que el correo tradicional, éste también era privado y no quería que hubiera nadie presente.
Aquel viernes había llegado al trabajo con la corazonada de que iba a recibir la contestación de yenkas. Efectivamente así fue, cuando volvió del paréntesis cafetero de media mañana arrancó el Windows Mail y enseguida sintió como llegaba el email que estaba esperando, sus premoniciones pocas veces fallaban. Leyó:
«Querida Elvirín:
Soy Sebastián, alias Sebas, alias Yenkas. Antes de nada quiero pedirte disculpas a ti y a tu hija Natividad por el atrevimiento de enviaros un correo inesperado. Como has tenido la amabilidad de contestarme he creído que ya me habrás perdonado la temeridad. Sobretodo estoy avergonzado por el contenido del fichero que te mandé, por favor no lo tengas en cuenta, no sé que habrás pensado de mí.
En realidad me ha pasado como a ti, he tenido un ataque de nostalgia de aquella época de nuestra juventud... será que nos hacemos mayores. Sólo quiero que respondas a este correo si te viene bien... prometo no ser pesado.

En cuanto a lo que me preguntas sobre Franco Battiato te contesto que sí: esos vicios de juventud no se borran nunca y me han marcado como friki para siempre.
Bueno, lo dejo ya, ¡ah! no le hagas caso a la letra de la canción que te envío, la he elegido porque me parece que es una de las que posee mas 'sonido Beatle'.

Espero tu respuesta. Saluda a tu hija de mi parte y pídele que me disculpe.
2 besos.
Yenkas»



Pulsó el play del fichero adjunto que había recibido y a los pocos segundos empezó a reproducirse el Love me do de los Beatles a todo volumen, no se esperaba aquello, los pocos socios que estaban ojeando algún libro por entre los pasillos de la biblioteca se volvieron hacia su mesa, ella había soltado el ratón y estaba manoteando sobre el teclado tratando de hacer algo pero no sabía bien que, por fin cuando ya había terminado el solo de armónica se le ocurrió pulsar el interruptor del ordenador para apagarlo. Se le pasó un poco el sofoco. Los socios, que tenían pretensiones de «gentleman inglés» no le dieron mayor importancia.

Cuando volvió al trabajo por la tarde encendió de nuevo el ordenador que había permanecido apagado desde el incidente. Se asustó mucho mientras por la pantalla desfilaban muy rápidamente unos números muy grandes y un mensaje que decía algo sobre verificando ficheros. Al final el ordenador se quedó tranquilo y ella también. Parecía que todo estaba en su sitio.

Al salir a la calle después de su jornada laboral se compró dos pares de sandalias de verano, regresó a casa y al poco le comentó a Nati:
-Hija ¿cómo puedo hacer para que no se oiga una música en el ordenador?
-¿Cómo mamá? a ver explicame lo que te ha pasado.
Elvirín le contó todo a su hija que se rió un buen rato, ésta la tranquilizó en cuanto al funcionamiento del ordenador de su trabajo y le enseño como podía controlar el volumen del sonido.
Elvirín volvió a preguntarle -Oye ¿qué quiere decir friki?
-Quiere decir rarito como dices tú o fanático, como sólo lees en tu trabajo, no se que clase de lectura te gusta, pero pienso que debes leer cosas muy clásicas. ¿Has leído la trilogía de Millennium?
-No hija, mis gustos van por otro sitio.
-Pues esos libros te pondrían mas al día de lo que estás y como debe de estar tu amiguete yenkas.
-Nati, no te burles de tu madre...
-También puedes utilizar Google para buscar cualquier cosa como te he enseñado.
-Tienes razón... no me acordaba.

Aquella noche Elvirín se fue a la cama pensando en todas las cosas que le habían pasado y en la respuesta para yenkas aunque todavía no había podido ver el fichero que le había mandado... bueno tenía todo el fin de semana por delante... lo que mas le preocupaba era como se las compondría para ver el fichero del correo sin que se enterara su hija.

Paseos con perro V

Fardachos

Durante el paseo de está mañana Corso se ha parado a oler algo oculto en la hierba con actitud de recelo, al llegar el paseante se ha dado cuenta de que se trataba del cuerpo inerte de una serpiente, también habían manchas de sangre. No es la primera vez que descubren algo así, al salir del letargo invernal se ven algunas desplazarse por entre las cañas buscando huevos y a pesar de su rapidez no pueden evitar ser aplastadas por algún tractor. El ejemplar tiene mas de un metro de longitud y un grosor en consonancia con esta longitud.
El paseante recuerda que ha leído no hace mucho un artículo que denunciaba la repercusión del cambio climático sobre los reptiles: al elevarse la temperatura media de la tierra, estos animales de sangre fría tienen mas problemas para regular su calor corporal, necesitan pasar mas tiempo ocultos y en consecuencia dedican menos a procurarse alimento. Esto les augura una lenta extinción que como siempre se cebará sobre los mas débiles. Sobrevivirán los mas rápidos en adaptarse, según las implacables leyes de la evolución.
Al paseante le gustan los reptiles, los engloba con el mas poético nombre de fardachos, le gustan su silencio, su sigilo y la maldición que pesa sobre algunos de ellos. Sabe que últimamente la literatura, el turismo y sobretodo el cine les ha proporcionado cierto prestigio a la rama de los llamados dinosaurios. No obstante su subespecie preferida es la de los dragones, estos seres mitológicos a los que podemos disfrazar con cualquier anatomía y poderes.
Ya de vuelta a casa y por una especie de sincronismo universal observa mas lagartijas que nunca. Corso no consigue cazar ninguna.


Pecados capitales IV

LUJURIA

Loren hace varias semanas que no ha pasado por su puesto de trabajo, trabaja rodeado de mujeres, ocupa un pequeño despacho en la sede de presidencia: un edificio cercano al palacio presidencial. Comparte secretarias, secretarios, administrativos y administrativas con otras jefaturas intermedias. Como este año la consigna es que hay que ajustarse el cinturón más que el pasado... pues el aire acondicionado sólo refrigera a veintiún grados... en reciprocidad se les concede a los hombres el sincorbatismo y el sinchaquetismo y a las mujeres las blusas de tirantes. El conjunto de vestimentas hace que se cree una atmósfera de mayor confianza y poco a poco se pueden observar camisas floreadas en lo hombres y en las mujeres camisetas más ajustadas y faldas más cortas de lo habitual. Aunque Loren en la calle y en las cafeterías puede observar vestimentas y actitudes mucho más atrevidas en las chicas, es en el entorno de su lugar de trabajo donde le produce mayor efecto el destape: tiene mucho morbo ver los hombros, escotes y piernas de sus compañeras que durante el invierno han permanecido ocultos.
Entra en la sala de administrativos y se acerca a la mesa de Mari Puri, realmente ése no es su nombre pero todos la llaman así y a ella le gusta.
-Hola, ¿me puedes hacer una gráfica, que a mí se me da muy mal?
-Claro Loren para eso estamos- le contesta Mari Puri con una sonrisa.
-¿Cómo quieres que te mande los datos?
-Como quieras... Loren... en un fichero de texto o en una hoja de cálculo, ya sabes que soy muy eficiente...
Durante toda la conversación ha permanecido de pie y Mari Puri sentada, por lo que ha podido contemplar su generoso escote, y sus piernas hasta medio muslo, pero es al salir y girarse cuando se ha fijado en su nuca lo que le ha producido mayor morbo. Mari Puri tiene la piel muy blanca y el pelo castaño claro con algunas mechas naturales pelirrojas, le gusta peinarse como una niña con dos pequeñas trenzas, esto hace que en la nuca se le forme un pequeño rizo muy claro que es lo que le hace sentir a Loren un cosquilleo en la barriga.
Cerca del final de la jornada acude Mari Puri a su despacho, le entrega la gráfica, charla un poco con él y se dispone a salir, pero justo en el quicio de la puerta se para para hablar con una compañera que pasa por el pasillo, se demora diez minutos en esta postura: de espaldas a Loren ofreciéndole su nuca, el bamboleo de sus caderas y la esbeltez de sus largas piernas.

Sale a comer sin prisa a una cafetería de los alrededores y después vuelve a su despacho a ponerse al día con los informes, más tarde regresa a casa, se ducha con agua tibia (nunca ha creído en la eficacia de las duchas frías) se viste solamente con un liviano kimono atado con un cinturón, cena uno de sus combinados de legumbres preferido y como todas las noches desde hace varias semanas coge su guitarra y puntea una melodía que se le ha metido en la cabeza toda la tarde: el garrotín de La corte de Faraón cuya letra dice así: «...Cuando te miro el cogote/ y el nacimiento del pelo/ se me sube, se me sube, se me baja/ la sangre por todo e cuerpo...», se desabrocha el cinturón... el güisqui con hielo ya se lo tomará después...


miércoles, 2 de junio de 2010

Intercambio epistolar electrónico IV

Desde hacía más de un año Yenkas trabajaba casi todos los días en su tienda, las nuevas tecnologías se lo permitían, además le había tomado cierto miedo a conducir. Estaba en pleno proceso de cambio de su forma de trabajo, ahora producía más páginas web y menos programas de escritorio. Aunque sus clientes eran los mismos, las necesidades habían cambiado.
Tenía plena confianza en el encargado de su tienda y de la academia al que pagaba muy bien, y así se despreocupaba de esta parte del negocio. Prefería trabajar en la tienda antes que en su casa para no encontrarse tan sólo y poder separar la vida familiar de la laboral. Cómo su familia la constituían Trasto y Felipón: sus dos gatos, estaba claro que él era el macho dominante y hacía lo que quería, no tenía que dar explicaciones a nadie y podía ausentarse de su domicilio varios días seguidos si tenía esta necesidad.
Aquella mañana como todas nada más encender su ordenador le llegó el aviso de que tenia varios correos por leer, solía recibir del orden de cincuenta a setenta correos diarios, era componente de varios grupos: antiguos alumnos, técnicos de informática... aparte de los que se colaban sin su permiso: compras baratísimas, premios maravillosos, peticiones de los números de identificación de cuentas en bancos donde jamás había entrado, ofertas de alargamientos de pene y pastillas de cialis y viagra. Tenía mucha práctica en borrar los que no le interesaban y casi estuvo apunto de hacerlo con uno cuyo remitente era: elvirinquin54@hotmail.com, hacía varios días que lo esperaba aunque no tenía ninguna seguridad de que llegara, «...así que Elvirin me ha contestado...» pensó, y se lo tomó con calma, tenía miedo de lo que podía contener.
Una vez abierto y leído el correo se le cayó el alma a los pies, sus peores temores se habían cumplido, Elvirín le decía muy amablemente que no quería saber más de él.
Poco a poco fue cambiando el punto de vista: «...en realidad no está tan mal... cuando dice 'Aquella época en que nos conocimos fue maravillosa' ¿lo dice por la época o por mí? ...y cuando me pregunta... '¿todavía te gusta Franco Battiato?' ...está pidiéndome que le conteste, no se acuerda de mi nombre pero si de mis gustos...»
Pasó el resto del día impaciente, por la tarde salio de la tienda antes de lo habitual... tenía la intención de contestarle a Elvirín desde su casa... rodeado de sus gatos... aquello formaba parte de su vida familiar...


lunes, 31 de mayo de 2010

Pecados capitales III

PEREZA

Lunes, 7:30 AM, suena el despertador, Loren no tiene que ir a trabajar, el sábado y el domingo ha tenido lugar la traca final de la operación «Tres Tristes Trajes», se acostó tarde y aunque no tiene prisa esta mañana, prefiere que la alarma suene a la misma hora de siempre para disfrutar de ese dulcísimo duermevela de las mañanitas del mes de Mayo, conecta la radio, después de una hora de oír las mismas noticias una y otra vez, y los mismos anuncios de todos los días decide levantarse, le cuesta mucho, pone los pies sobre las zapatillas pero mantiene la espalda sobre la cama, intenta incorporarse pero no tiene suficiente fuerza de voluntad y permanece en esta postura un rato, se le duerme la pierna izquierda, siempre ha tenido su parte izquierda más negligente que la derecha, vuelve a poner las piernas sobre la cama sin taparse, siente frío en los pies pero no tiene reflejos para moverse, se da la vuelta y consigue dormir media hora más, cuando se despierta está liado con las sábanas, se levanta, llega al lavabo, con un dedo de cada mano un poco humedecido se quita las legañas, se pesa, ha engordado medio kilo, se pone las gafas, se vuelve a pesar, ha adelgazado ochocientos gramos, le gusta esa báscula porque de vez en cuando su mal funcionamiento le proporciona estas alegrías.
Llega a la cocina pensando que tiene que prepararse un buen desayuno que le proporcionará energía para despertarse de una vez... sólo consigue comer algo chiquitito uou-uou-uou, la visión del fregadero henchido con tres hornadas de platos, cubiertos y cacerolas de las cenas y desayunos le causa malestar y no consigue tragar el desayuno, se desplaza hasta el salón con los cereales y el zumo de naranja, por fin logra terminárselo todo, no quiere volver a la cocina por lo de los platos, deja el servicio del desayuno en la mesita del salón, coge la guitarra, no consigue que sus dedos sean capaces de interpretar algún acorde o punteo digno de ser calificado como música, casi se le cae la guitarra de entre las manos, se pone un güisqui, vuelve a la cocina a coger hielo: no hay, con un supremo ejercicio de voluntad llena el depósito de los cubitos del congelador, parece que su cuerpo se está despertando, vacía el güisqui en el fregadero, no le gusta caliente, llena el fregaplatos con el contenido de las pilas, pone una pastilla de detergente y cuando lo enchufa el muy cabrón se queja de que le falta sal... no tiene fuerzas para llenar el depósito y lo apaga.
Con algo más de decisión vuelve al dormitorio, se viste de trapillo y sale de casa. Sólo quiere pasear despacio y tomar el sol como los fardachos, poco a poco va componiendo el programa del día: «llamará a algún amigote y se irán a comer juntos... lo malo es que es lunes y hay muchos restaurantes cerrados... bueno ya encontrarán alguno, no hay prisa, por la tarde... pues al cine y por la noche... podría llamar a alguna... mejor no... comprará comida para las cenas de la semana, y ya en casa llenará de sal el depósito del fregaplatos, cenará un poco y después con un güisqui con hielo conseguirá tocar la guitarra dignamente...»

jueves, 27 de mayo de 2010

Paseos con perro IV

Ingenuos

Al paseante algunos amigos lo califican de ingenuo, él está de acuerdo, es una de sus características, cree en la bondad de la gente antes que en su maldad.
En su paseo matutino de hoy le ha dado por recordar que estos últimos días ha oído y ha visto al molt honorable pregonar hasta desgañitarse: «...yo no me he enriquecido, yo no he hecho nada...» Como es un ingenuo se lo cree, pero ¿No sabe el molt honorable que precisamente ese es su delito? No se ha enriquecido, simplemente no ha hecho nada mientras los contratadores de sus consejerías han hecho todo lo demás. Él sólo se ha dejado alagar la vanidad aceptando unos regalos.
El molt honorable también es un ingenuo al igual que sus correligionarios del este y del norte, éstos dos además de ingenuos: cínicos y prepotentes.
Está claro que el poder corrompe y que la camarilla que rodea a los poderosos ayuda a que esto sea así. En su afán por alagar al mandamás le hacen creer que está por encima de la ley, del bien y del mal, le dicen que los votos lo absuelven y que puede hacer lo que quiera, que está en su derecho.
Pero un president molt honorable debe saber estar en toda situación: debe saber recibir los aplausos, las palmaditas en la espada y los vítores de sus votantes, jefes y seguidores; debe saber probarse trajes; debe saber emocionarse escuchando y cantando lo himne; y sobre todo debe saber cuando está haciendo el ridículo él y su autonomía y saber retirarse. El president sin embargo sigue adelante en su locura personal y política hasta pronunciar frases tan surrealistas por calificarlo de forma benigna como la de: «...pido para mi Gobierno una medalla mundial interplanetaria...»
De todo esto resulta una acusación por «cohecho pasivo impropio,» lo de «impropio» en términos jurídicos debe significar algo así como que «te ha tocao de rebote,» pero el paseante piensa que es mejor atribuirle la propiedad de que es impropio de personas con sentido común, impropio de personas humildes y sobre todo impropio de personas honradas.

El paseante al cruzarse con El de la vara vuelve a este mundo, busca a Corso y lo encuentra cerca de él ajeno a sus tribulaciones, guiado por su instinto ni siquiera es consciente de que en el estado de California hay un exagerado abandono de perros chihuahuas debido a la crisis financiera y que en Atenas un colega suyo, mestizo, de nombre Lukanikos enseña los dientes a la pasma mezclado con los manifestantes movidos por una crisis mucho más dura...





P.D.: En la década que llevamos de siglo XXI todo sigue igual, sobre todo en política, tal vez en este momento se esté cociendo un cambio forzoso...
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lunes, 24 de mayo de 2010

Intercambio epistolar electrónico III

Lo primero que Nati hizo para enseñarle informática a su madre fue colocarla delante del portátil, abrir el solitario, ponerle la mano sobre el ratón y mostrarle todas las maniobras que podía hacer con él.
-Mamá, tienes que perder el miedo, no te preocupes que no puedes estropear nada. Juega al solitario y verás que manejar el ordenador es muy fácil. Tu sabes jugar a este solitario, te he visto muchas veces, sobretodo desde que murió papá.
Enseguida se arrepintió de esta última frase, casi se puso roja por si su madre había querido entrever un doble sentido. Elvirín no se quiso enterar.
-Bueno voy allá, vamos a ver.
Elvirín trabajaba desde hacía treinta años como bibliotecaria en el Ateneo mercantil de la ciudad donde vivía. Cuando estaba a punto de nacer su hija pidió una excedencia de cinco años para criarla, al volver a incorporarse estuvo a punto de perder el puesto de trabajo por culpa de la informática. Efectivamente, habían instalado en la biblioteca un ordenador personal con una base de datos donde estaban registrados todos los ejemplares, su ubicación y la situación en que se encontraban de prestados o no, además de todos los socios. No supo afrontar el reto de utilizar el ordenador y sólo su buen olfato para la compra de nuevos títulos y sus amistades le salvaron del despido, al final llegaron a un acuerdo: ella recibiría todas las mañanas un listado con la situación de los libros prestados y entregaría una nota de los movimientos durante el día anterior al departamento de contabilidad donde actualizarían la base de datos. Para ella hubiera sido una gran tragedia perder el puesto de trabajo, no por el sueldo sino porque hubiera perdido el privilegio de vivir durante varias horas al día entre libros: le encantaba tocarlos y por supuesto leerlos. Este episodio se lo había ocultado a Nati para que no se sintiera culpable, y aunque se había jurado que iba a perder el miedo a los ordenadores, nunca había dado ningún paso para conseguirlo. No quería perder esta oportunidad.
Al cabo de una hora le dijo a su hija -Nati, esto está chupao, ¿que más podemos hacer?
-Mamá yo me voy a la cama que mañana tengo un día muy duro, ¿porqué no lo dejamos y mañana te enseño a escribir y mandar correos?
-Vale de acuerdo, no quiero ser una carga para ti.
-¡Mamá, no dramatices que no eres ninguna carga para nadie, ah, y vete pensando que nombre vas a ponerle a tu correo electrónico!
Elvirín no entendió mucho lo que le decía, se acostó y durmió intranquila.
A la mañana siguiente estaba nerviosa como una colegiala, de camino al Ateneo, en el metro repasó lo que había estado pensando en sus periodos de vela de la noche anterior: consultaría varios libros epistolares, en particular uno de Fernando Savater que narraba una ficción epistolar entre Voltaire y una dama de la aristocracia española, no recordaba el título pero sabía sin ninguna duda su ubicación y que no estaba prestado.
Cuando a las seis y media de la tarde volvió a casa su hija Nati ella la estaba esperando en el salón, le pidió nada más cerrar la puerta.
-Hija no puedo esperar más, dime de una forma práctica como le envío un correo a yenkas y me quito esta obligación, le he dado muchas vueltas y al final le voy a escribir dos líneas y nada más, todo esto me parece una locura.
-De acuerdo mamá, ya veo que te está afectando, dame media hora para que me duche y enseguida estoy contigo.
Cuando Nati volvió al salón Elvirín había encendido el ordenador y estaba jugando al solitario.
-Bueno mamá, deja eso que estás enjugascá y vamos a crearte una dirección de correo electrónico.
-No tengo claro lo que me dices Nati.
-Si, igual que yenkas tiene uno que se llama yenkas@gmail.com pues tu necesitas otro ¿Cómo te llamaban en la peña donde conociste a yenkas?
-¡No te lo pienso decir ni aunque me emborraches!
-¡Ja ja! vale mami ya veo que no te gustaba, pues entonces algo que recuerde tu nombre, por ejemplo: elvirinquin54 tu nombre, parte de tu apellido y el año en que naciste ¿te parece bien?
-Vale- dijo Elvirín.
Nati dio de alta la dirección en hotmail.com sin mayor problema, a continuación abrió Windows Mail y escribió:

Para: yenkas@gmail.com
-A partir de aquí lo escribes tu todo, en Asunto: pones un título y en el cuerpo todo lo que quieras contarle, luego pulsas el botón que dice Enviar aquí arriba y ya está- le explicó Nati apartándose.
Elvirín puso en Asunto: «Respuesta a tu correo» y se enfrentó con el cuerpo de la carta. Todo lo que había ojeado en el Ateneo, el libro de Fernando Savater y algunos otros no le sirvieron de nada, pensaba que estaba haciendo el ridículo, al final se decidió por un texto escueto, sin emociones, compromisos ni florituras, sólo para quedar bien, escribió:
«Estimado Yenkas:
No recuerdo bien tu nombre aunque sé que empieza por 'S', estoy dudando entre Salva o Santi y por miedo a la equivocación prefiero no pronunciarme.
Aquella época en que nos conocimos fue maravillosa, la añoro bastante.
No quiero ser pesada.
Por cierto ¿todavía te gusta Franco Battiato?

Un saludo cordial.
Elvirín»

-Nati ¿dices que pulse el botón de enviar?- preguntó Elvirín mientras lo pulsaba.
-Si mamá, ya veo que lo has hecho muy bien, seguro que mañana o pasado te contesta, tendré que enseñarte a leer tus correos...


sábado, 22 de mayo de 2010

Paseos con perro III

Bocinazos

Vuelve el calor, el paseante se atreve a salir con camiseta de manga corta. En el grupo de Los importantes uno de los componentes viste pantalón corto, lo recuerda de otros veranos, a la vuelta llevará el dorso desnudo, seguramente su terapia consiste en tomar el sol lo más posible.

A la media hora de iniciado el paseo se llega al cruce de caminos principal, si Corso camina por delante se para, se vuelve y mira a su amo, esto lo hace para no tener que dar marcha atrás, el paseante si tiene prisa en ese momento se vuelve, de lo contrario puede ir a la izquierda, muy raramente a la derecha y la mayoría de las veces hacia adelante, Corso una vez aclarado el itinerario se vuelve a adelantar.

Por encima de otros sonidos se oyen a intervalos varios bocinazos que hacen que pierda el hilo de sus pensamientos, por un momento se sorprende pero rápidamente se da cuenta de lo que pasa: como otros años en el grupo de Las chicas de plata varias de sus componentes quieren ponerse morenas y descubren sus brazos, hombros y escotes lo que hace que los camiones berreen como ciervos en celo. Este grupo siempre pasea por la vía de servicio que discurre pegada a la autopista. Está compuesto por madres jóvenes que después de dejar a sus niñas y niños en el cole se juntan para pasear, su número oscila entre dos y seis componentes.
Al paseante le gusta el itinerario del camino de tierra de la ribera del río. Cuando ha llovido y está embarrado pasea por el otro camino, entonces se cruza con Las chicas de plata, saludan muy amablemente, todas menos una, la que mas buena está o mejor ha sabido mantener su juventud, al paseante le molesta esta actitud no tanto por la negación del saludo sino por la confirmación de ese manido prejuicio que unen belleza y soberbia. Otra cosa que molesta al paseante es que le adelanten, por eso siempre procura no caminar delante de este grupo, sabe que van muy deprisa y que irremediablemente le alcanzarán.

Y sin más molestias, prejuicios y machismos misóginos Corso y él vuelven a casa...


lunes, 17 de mayo de 2010

Pecados capitales II

GULA

Loren volvía a casa más agotado que nunca, la operación: «Un presidente no se vende por tres trajes» había movilizado a todas las consejerías, estaba en entredicho el honor del molt honorable. En realidad estaban en entredicho y en peligro muchas cosas más pero había que mantener la calma y aparentar tranquilidad absoluta.
Esto de disimular era lo que más fatigaba a Loren, menos mal que no tenía que viajar desde «Finisterre hasta el cabo de Gata», solamente había que acudir a algunos centros de poder muy concretos dentro del territorio autonómico y algún otro en la capital del estado.
Estos contactos la mayoría de las veces acababan o transcurrían durante un almuerzo, él almorzaba después, a veces demasiado después y aunque era de buen comer no disfrutaba de las delicias de la buena mesa en esas circunstancias...
Siempre había sido gran comedor, de adolescente su crecimiento corporal fue muy rápido, en el internado donde estudió aprendió a no pasar hambre, sabía que a las dos horas después de comer y antes de que llegara la merienda su apetito le pedía más, lo aplacaba comiendo un bocadillo con aceite y sal obtenido con trozos de los panecillos más enteros que les habían sobrado a sus compañeros. Pasada esa etapa y ya fuera del internado se había acostumbrado a comer cada vez que le apetecía. Poco fumador, intentaba aplacar sus ansiedades comiendo.
Salvo algunas pequeñas manías le gustaba todo y podía disfrutar igualmente comiendo un chuletón asado que un plato de verdura hervida. Prefería los platos de cuchara a los de tenedor, el pescado al marisco, los arroces caldosos a los secos y le chiflaban los potajes, olletas, pucheros y calderetas.
A su edad y dado lo estresante de su actividad, había intentado varias veces seguir una dieta, era inútil la disciplina, sabía que irremediablemente pertenecía a la misma tribu que Carpanta y Homer Simpson... con todas sus consecuencias.

Aquella noche en casa se preparó una lata de callos con garbanzos mezclada con una tarrina de arroz integral al minuto. Después una onza de chocolate sin azúcar y mientras tocaba la guitarra... un buen güisqui con hielo...






jueves, 13 de mayo de 2010

Intercambio epistolar electrónico II

A Sebastián Salmerón Sánchez alias Yenkas, no le gustaban sus siglas, esas tres «S» seguidas ofrecían una grafía demasiado «SSSiniestra». Los que sí le gustaban eran los acentos ortográficos de su nombre y apellidos, hacían que se proyectaran hacia arriba. Sus apenas metro y sesenta centímetros de estatura necesitaban de estos estímulos. Aunque se negaba a admitir que padecía complejo de bajito, lo cierto es que demostraba lo contrario. De joven con los amigos a la menor oportunidad pregonaba «...en la cama no hay estaturas...». Los coches que utilizaba siempre eran modelos grandes, tenía bastante éxito con las chicas, las buscaba más altas que él, y generosas de carnes.
A sus cincuenta y ocho años vivía sólo, rodeado de televisor, cadena musical, home cinema, wii y demás artilugios que intentaban amenizar su soledad, ¡ah! también le acompañaban dos gatos castrados, sendos recuerdos de sus dos ex-esposas. La primera, Amparo, lo abandonó cuando a ambos les tocó la lotería, se repartieron el dinero del premio y las pocas propiedades comunes que les quedaban las sortearon: a él le tocaron el gato y la bici, a ella los libros y el tocata con los discos. Con la segunda, Elena, fue él el abandonador, no sabía muy bien porque, quizá por resentimiento con la primera separación. En este caso si hubo compensación económica por parte de Yenkas a cambio del gato de Elena.
Con el dinero de la lotería montó una tienda de informática. Esta industria estaba en sus comienzos, no la informática en sí, sino la venta a nivel minoritario: ordenadores personales, redes, conexiones telefónicas y todo tipo de periféricos y consumibles. El aprendizaje del software lo solucionó acudiendo a una academia. Aprendiz de mucho y maestro de nada se sorprendió así mismo por la facilidad con la que aprendió la lógica de los lenguajes de programación, esta vertiente del negocio era la que más le gustaba y con el tiempo dejó en manos de sus empleados las ventas, instalaciones de hardware y la academia que también montó, para dedicarse en exclusiva al desarrollo e instalación de software a medida para pymes.
Fue en una de estas empresas donde conoció a Enrique Paredes, un asesor contable con el que tuvo necesidad de trabajar codo con codo para sacar adelante el plan de modernización de una empresa de distribución de productos farmacéuticos. Se entendían muy bien, Enrique sabía explicar con facilidad lo que necesitaba de la aplicación informática y entendía perfectamente las dificultades que le transmitía Yenkas para llevar a cabo alguna de las propuestas que le pedía. Su amistad apenas traspasaba el ámbito de lo profesional, pero había una gran confianza entre los dos. Alguna noche al acabar la jornada se tomaban una cerveza juntos, Enrique siempre quería acabar pronto porque le esperaban en casa su mujer y su hija.
Una mañana de invierno cuando ya llevaba una hora esperando a Enrique, le llegó la noticia de que había tenido un accidente en la autovía y estaba luchando por su vida, a las pocas horas le comunicaron que había muerto. El entierro sería a la mañana siguiente. No se quedó a trabajar, pasó el resto de la jornada deambulando por la tienda y entorpeciendo el trabajo de sus empleados.
Al día siguiente acudió al tanatorio para despedir a Enrique, al llegar se dio cuenta de que no conocía a nadie, pero de repente casi se tropezó con una mujer a la que si conocía, y muy bien porque durante muchos años la había tenido en sus recuerdos, ella no lo reconoció. Se retiró un poco y se dio cuenta de que era la viuda de Enrique, la sorpresa le dejó aturdido, había oído muchas veces a Enrique hablar con su mujer por teléfono y llamarla por su nombre: Elvira, pero nunca se le ocurrió pensar que Elvira era la Elvirín que él había conocido cuarenta años atrás. No supo afrontar la situación con naturalidad y se volvió a casa.

Dos años más tarde, cuando estaba empezando a notar los efectos de la primavera, un atardecer al cambiar la tierra a sus gatos se le mezclaron en la cabeza como en una coctelera las palabras: castrados, enamoramiento, volver, aburrimiento, ilusión... Elvirín. El resultado del combinado fue una inyección de adrenalina en su flujo sanguíneo, a partir de ahí todo fue muy rápido, se puso a buscar en las redes sociales de internet la forma de localizar a Elvirín, sabía que ella no sería usuaria pero posiblemente si lo fuera su hija, conocía sus apellidos pero no su nombre. Buscó «Paredes Quintero» aparecieron varias candidatas con sus fotos en FaceBook, por fin reconoció a una chica que se llamaba Natividad y se parecía mucho al desaparecido Enrique.
No sabía muy bien como abordar el contacto, cabía la posibilidad de que Natividad no fuera la hija de Enrique y Elvirín, pero de todas formas estaba dispuesto a arriesgarse. Elvirín lo merecía, había sido su primer enamoramiento serio y nunca se atrevió a proponerle una relación.
Lo primero que hizo fue abrir una dirección de correo electrónico nueva: yenkas@gmail.com.
Escribió varios textos de presentación teniendo en cuenta que no se iba a dirigir a Elvirín sino a su hija. No le gustaba ninguno. Por fin tuvo la feliz idea de aunar dos de sus más queridas pasiones: la informática y la música, conocía bien la canción Cançó a Mahalta de Lluis Llach, su letra reflejaba lo que él sentía por Elvirín, compuso un seudo-karaoke con música y letra utilizando Flash, el PowerPoint le parecía una horterada para principiantes. Preparó el correo electrónico.
Para: natipared33q@upv.es
Asunto: Para Elvirín con cariño.
Archivo adjunto: lluisllach01.swf
Lo guardó en borradores, se pasó dos semanas abriéndolo todos los días y pasando el ratón por encima del icono de Enviar hasta que una de las veces con los ojos cerrados, el dedo índice de su mano derecha presionó el botón izquierdo del ratón.
Ahora sólo quedaba esperar...


lunes, 10 de mayo de 2010

Paseos con perro II

Pordiosero

Como todos los días madruga el paseante y antes de salir de casa mientras lee la prensa digital en su ordenador escucha una emisora de radio a través de internet. Oye las opiniones políticas de los tertulianos y cree que todos tienen razón, sus razonamientos raramente pueden ser revocados, parece que todos están en posesión de la verdad, por eso prefiere leer y escuchar aquellos medios que están más cercanos a sus preferencias socio-políticas.
Esta mañana en el último minuto antes de apagar el ordenador ha escuchado el anuncio de la segunda convocatoria para elegir la palabra más bella del castellano con motivo del día del libro.

Ya en el paseo ha vuelto a recordar el anuncio. Como no es muy participativo sabe que no concursará pero al igual que hace un año elige su palabra preferida: pordiosero.
Le gustan las palabras compuestas como limpiaparabrisas, robaperas, tuercebotas, besamanos, calientabraguetas, aguafiestas, pasatiempo, autoestima... quizá porque son palabras que se pueden inventar y nacer cada día. Se inventa una: salvahoras.

Sin embargo la palabra pordiosero a pesar de ser compuesta ha perdido su solera y se ha quedado en un insulto. Ya no se llama pordiosero al que pide limosna sino al que descuida su vestido, su peinado o su afeitado.
Algunas veces su mujer le dice -¿No irás a salir así a la calle? Pareces un pordiosero, a ver si te van a dar limosna.

Pordiosero es o era una oficio, como picapedrero, zapatero, panadero y muchos otros. Pordiosero es el que pide limosna en nombre de dios o por el amor de dios.
En todas las religiones se predica y se practica la caridad y sin duda el mejor intermediario es ese dios cabeza principal de su credo.
Recuerda el paseante como en su infancia llamaban a la puerta de la planta baja donde vivía toda suerte de pedigüeños:
-Una limosna por el amor de dios.
-Una caridad que dios se lo pagará.
Su madre unas veces atendía el ruego y otras contestaba -Otra vez será hermano, o hermana.
El paseante cuando da limosna siempre es a los que acompañan la petición haciendo sonar algún instrumento musical.

Sus pensamientos discurren y se bifurcan sin condicionantes por todos los rincones del universo hasta desembocar en las antípodas cuando ya de vuelta se da cuenta de que su perro Corso no le sigue ni le precede, no se apura, sabe que lo encontrará cerca de casa, de no ser que se haya ido detrás de una perra en celo. Efectivamente, Corso está rondando los contenedores de basura en las proximidades de su portal, menea el rabo y con su mirada le hace saber al paseante que se arrepiente de la escapada y que no ha pasado nada grave. Los dos suben a casa...

viernes, 7 de mayo de 2010

Pecados capitales I

ENVIDIA

Loren por fin había conseguido terminar pronto aquella tarde de viernes, no le sirvió de mucho porque tuvo que sufrir los atascos de la hora punta para volver a casa. Vivía en un adosado de una urbanización de tipo medio en las afueras de la capital de la autonomía en la que era Jefe de protocolo. Este desplazamiento a su casa al final de la jornada siempre lo abordaba sin prisa, no le esperaba nadie, hacía seis meses que se había separado de su mujer. El viaje le servía para reflexionar y relajarse, después en casa ya no le quedaban ganas de nada, se abandonaba al güisqui y la televisión.
Los últimos días habían sido agotadores, había tenido que acompañar a la titular de la Consejería de educación de gira por varios colegios e institutos por la necesidad de conseguir adhesiones para su política de reformas.

Las visitas consistían en una reunión con los profesores del centro y una improvisada arenga a un grupo selecto de alumnas y alumnos. En este discursillo siempre pronunciaba una frase parecida a esta: «...siento envidia sana de la educación que estáis recibiendo y del futuro que os espera en esta autonomía que está a la vanguardia del país...»
Estas dos palabras juntas «envidia sana» no las podía sufrir, la envidia era envidia y no tenía nada de sana sino de dolorosa, si algún calificativo podía acompañar a la palabra envidia era el de «cochina» ¿Quién no había usado o recibido en reuniones de quinceañeros y quinceañeras la frase: Lo que tu tienes es envidia cochina? Lo de envidia sana debió de ser el invento de algún político del Nacional Catolicismo.
La envidia se puede transformar en impotencia o conformismo, o en orgullo cuando las cualidades a envidiar son de tus seres queridos principalmente cónyuge y descendientes.
También se puede transformar en admiración, esto último es lo que sentía Loren por:
...el contenido y la amenidad de los artículos de Manuel Vicent...
...la voz y la técnica vocal de Carlos Álvarez...
...la fuerza y alegría al escalar un puerto de montaña del mítico Marco Pantani...
...la facilidad de componer e interpretar al piano de Claude Bolling...
...la capacidad de hacer llorar a una guitarra como lo hacía Atahualpa Yupanqui con sus manos artrósicas...
...y más, mucho más...

Por fín llegó a casa, se puso una ropa cómoda y después del primer güisqui apagó el televisor, busco su guitarra, la afinó y juró que pasaría todo el fin de semana practicando hasta que le sangraran las yemas de los dedos.


domingo, 2 de mayo de 2010

Intercambio epistolar electrónico I

-Mamá, me han mandado un email para ti.
-¿Y cómo sabes que es para mí?
-Pues porque dice: Para Elvirín con cariño- contestó Nati con tono de recochineo.
-¿Ah sí, y qué más dice?
-Pues no dice nada más pero lleva adjunto un fichero.
-¿Qué es eso?
-¡Ay mamá! ¿Y cómo te lo explico yo ahora? Como nunca has querido saber nada de la informática.
-¿Y puedo saber quién lo ha mandado?
-Me parece que no, lo único que nos puede servir es la dirección de correo electrónico de quien lo ha escrito, acércate y te lo enseño.
Elvira intentó leer lo que su hija le señalaba: yenkas@gmail.com y no entendió nada, pero poco a poco le vino a la cabeza el recuerdo de un chico que se hacía llamar yenkas cuando aquel baile se puso de moda en los sesenta.
-Ahora te enseñaré lo que tiene el fichero- dijo Nati pulsando el botón de play...



Se quedaron en silencio.

Elvira se había quedado viuda hacía algo más de dos años cuando acababa de cumplir los cincuenta. Su marido diez años mayor murió en un accidente de circulación. Fueron más de veinticinco años de amor y convivencia tranquilos. Ella se pasaba horas imaginando como le hubiera ido con otros chicos a los que había conocido, le gustaba mucho este pasatiempo. Nunca lo había practicado con yenkas.

-Tengo hambre, vamos a preparar la cena- dijo Nati levantándose.
En un momento prepararon una ensalada y unos fiambres en la pequeña mesa de la cocina. Mientras cenaban continuaron hablando.
-Mamá, tienes que contestarle a ese chico, lo que te cuenta es prácticamente una declaración de amor, te está diciendo que ha estado enamorado de ti todos estos años.
-Mira hija, no es ningún chico, es un hombre de casi sesenta años y además siempre ha sido muy rarito y muy poquita cosa.
-De todas formas creo que deberías contestarle para quedar bien, escríbeme unas líneas cuando te lo hallas pensado y yo le mandaré un email en tu nombre.
Elvira ya no escuchaba a su hija, en el fondo le halagaba mucho que alguien se acordara de ella de aquella forma, no conocía bien a yenkas pero sin embargo practicó con él su pasatiempo de imaginación. Se le alegraron los ojos.
-Nati ¿cuando me vas a enseñar informática de una vez para que pueda utilizar yo los emails esos?
-Ahora mismo mamá, cuando quitemos la mesa- le contestó su hija con una gran sonrisa en la cara.

-Y ¿cómo de rarito dices que es ese yenkas?
-Mucho hija, mucho, le gustaba Franco Battiato.
-Si que es rarito, si, pero bueno también le gusta Lluis Llach.
.

lunes, 26 de abril de 2010

Paseos con perro I

Brotes verdes

El paseante terminó de leer y borrar los emails, apagó su ordenador y mientras lo hacía le llamó la atención el escorzo de una golondrina para introducirse en un hueco del pequeño deslunado de su vivienda. Al ponerse una ligera prenda de abrigo se dio cuenta de unos pequeños granos en sus muñecas, por fin salió de casa como cada día alrededor de las diez de la mañana. En aquella pequeña población del interior a esa hora la temperatura durante la mayor parte del año era la que más le gustaba, solamente en los meses de verano adelantaba la salida para evitar el calor. El itinerario discurría por caminos rurales rodeados de viñedos. Le acompañaba su perro Corso. Se cruzaba con otros paseantes solitarios como él o en grupos, con o sin perros. Los tenía catalogados y les daba nombres: Las chicas de oro, Los importantes, Las chicas de plata, El de la vara, La bruja de Vianos, El civilón... También conocía bien a los perros que se cruzaban con él, era importante para saber si debía amarrar al suyo o no. Corso con algunos se enfrentaba, con los más pequeños jugaba y con el resto practicaba el educado ritual de olerse el culo mutuamente. Corso tenía muy buenos modales.
Hacía casi seis años que se había jubilado y su mujer y él decidieron abandonar la estrechez del agobiante y bullicioso barrio periférico de la gran ciudad y trasladarse a un lugar más ancho y tranquilo donde sólo usaban el coche para visitar a sus hijos o ir al cine.
Durante aquellos paseos su mente estaba más activa y a la vez más contemplativa que en ninguna otra situación.
Aunque nunca había tenido relación con las tareas agrícolas conocía bien el ciclo vital del cultivo de la uva para la producción de vino. La vendimia en la segunda quincena de septiembre durante la cual todo el pueblo olía a bodega, la poda, el sarmentado y la preparación de la tierra para la temporada siguiente entre diciembre y marzo, la salida de los brotes a primeros de mayo, el despuntado un poco después...
Aquel día de finales de abril hacía bastante calor y había decidido cambiar el itinerario. Aunque ya había visto yemas muy hinchadas, todavía no habían salido los primeros brotes, pero por aquel camino se pasaba por delante de unos viñedos muy bien cultivados, de cepas altas con tutores metálicos y que sabía que se cultivaban de forma más industrial. Allí vio los primeros brotes verdes de la temporada. Ya no había duda, la primavera estaba empezando a controlar el ritmo vital de la naturaleza.
En el otoño de su vida empezaba a sentir el deterioro de su cuerpo, nada alarmante, pero si lo suficiente como para dudar de que aquel año disfrutaría de la habitual temporada de urgencias ancestrales o de un gran y molesto grano en el culo... todo podía pasar...
Siguió paseando mientras sus pensamientos se dejaban penetrar por los versos de Antonio Machado «Yo voy soñando caminos de la tarde...»


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