-Mamá, me han mandado un email para ti.
-¿Y cómo sabes que es para mí?
-Pues porque dice: Para Elvirín con cariño- contestó Nati con tono de recochineo.
-¿Ah sí, y qué más dice?
-Pues no dice nada más pero lleva adjunto un fichero.
-¿Qué es eso?
-¡Ay mamá! ¿Y cómo te lo explico yo ahora? Como nunca has querido saber nada de la informática.
-¿Y puedo saber quién lo ha mandado?
-Me parece que no, lo único que nos puede servir es la dirección de correo electrónico de quien lo ha escrito, acércate y te lo enseño.
Elvira intentó leer lo que su hija le señalaba: yenkas@gmail.com y no entendió nada, pero poco a poco le vino a la cabeza el recuerdo de un chico que se hacía llamar yenkas cuando aquel baile se puso de moda en los sesenta.
-Ahora te enseñaré lo que tiene el fichero- dijo Nati pulsando el botón de play...
-¿Y cómo sabes que es para mí?
-Pues porque dice: Para Elvirín con cariño- contestó Nati con tono de recochineo.
-¿Ah sí, y qué más dice?
-Pues no dice nada más pero lleva adjunto un fichero.
-¿Qué es eso?
-¡Ay mamá! ¿Y cómo te lo explico yo ahora? Como nunca has querido saber nada de la informática.
-¿Y puedo saber quién lo ha mandado?
-Me parece que no, lo único que nos puede servir es la dirección de correo electrónico de quien lo ha escrito, acércate y te lo enseño.
Elvira intentó leer lo que su hija le señalaba: yenkas@gmail.com y no entendió nada, pero poco a poco le vino a la cabeza el recuerdo de un chico que se hacía llamar yenkas cuando aquel baile se puso de moda en los sesenta.
-Ahora te enseñaré lo que tiene el fichero- dijo Nati pulsando el botón de play...
Se quedaron en silencio.
Elvira se había quedado viuda hacía algo más de dos años cuando acababa de cumplir los cincuenta. Su marido diez años mayor murió en un accidente de circulación. Fueron más de veinticinco años de amor y convivencia tranquilos. Ella se pasaba horas imaginando como le hubiera ido con otros chicos a los que había conocido, le gustaba mucho este pasatiempo. Nunca lo había practicado con yenkas.
-Tengo hambre, vamos a preparar la cena- dijo Nati levantándose.
En un momento prepararon una ensalada y unos fiambres en la pequeña mesa de la cocina. Mientras cenaban continuaron hablando.
-Mamá, tienes que contestarle a ese chico, lo que te cuenta es prácticamente una declaración de amor, te está diciendo que ha estado enamorado de ti todos estos años.
-Mira hija, no es ningún chico, es un hombre de casi sesenta años y además siempre ha sido muy rarito y muy poquita cosa.
-De todas formas creo que deberías contestarle para quedar bien, escríbeme unas líneas cuando te lo hallas pensado y yo le mandaré un email en tu nombre.
Elvira ya no escuchaba a su hija, en el fondo le halagaba mucho que alguien se acordara de ella de aquella forma, no conocía bien a yenkas pero sin embargo practicó con él su pasatiempo de imaginación. Se le alegraron los ojos.
-Nati ¿cuando me vas a enseñar informática de una vez para que pueda utilizar yo los emails esos?
-Ahora mismo mamá, cuando quitemos la mesa- le contestó su hija con una gran sonrisa en la cara.
-Y ¿cómo de rarito dices que es ese yenkas?
-Mucho hija, mucho, le gustaba Franco Battiato.
-Si que es rarito, si, pero bueno también le gusta Lluis Llach.
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Elvira se había quedado viuda hacía algo más de dos años cuando acababa de cumplir los cincuenta. Su marido diez años mayor murió en un accidente de circulación. Fueron más de veinticinco años de amor y convivencia tranquilos. Ella se pasaba horas imaginando como le hubiera ido con otros chicos a los que había conocido, le gustaba mucho este pasatiempo. Nunca lo había practicado con yenkas.
-Tengo hambre, vamos a preparar la cena- dijo Nati levantándose.
En un momento prepararon una ensalada y unos fiambres en la pequeña mesa de la cocina. Mientras cenaban continuaron hablando.
-Mamá, tienes que contestarle a ese chico, lo que te cuenta es prácticamente una declaración de amor, te está diciendo que ha estado enamorado de ti todos estos años.
-Mira hija, no es ningún chico, es un hombre de casi sesenta años y además siempre ha sido muy rarito y muy poquita cosa.
-De todas formas creo que deberías contestarle para quedar bien, escríbeme unas líneas cuando te lo hallas pensado y yo le mandaré un email en tu nombre.
Elvira ya no escuchaba a su hija, en el fondo le halagaba mucho que alguien se acordara de ella de aquella forma, no conocía bien a yenkas pero sin embargo practicó con él su pasatiempo de imaginación. Se le alegraron los ojos.
-Nati ¿cuando me vas a enseñar informática de una vez para que pueda utilizar yo los emails esos?
-Ahora mismo mamá, cuando quitemos la mesa- le contestó su hija con una gran sonrisa en la cara.
-Y ¿cómo de rarito dices que es ese yenkas?
-Mucho hija, mucho, le gustaba Franco Battiato.
-Si que es rarito, si, pero bueno también le gusta Lluis Llach.
Me encanta el final.
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